11 de enero de 2009

Temporada 2009

Otra vez, como todos los años a esta altura, las calles de El Bolsón explotaron de risas, la plaza llena de turistas que disfrutan el paisaje de un pueblo enclavado entre montañas y la feria, gran bolsa de sorpresas. No es de extrañar que tanta gente, como aves migratorias, vuelvan a este lugar, sigan con sus cámaras los pasos ondulantes de la Murga Guacha, se sienten a escuchar algún músico callejero, o sonreír con las ocurrencias de clowns y payasos. La vida llama a la vida en esta mítica feria que, le guste a quién le guste, ha marcado el ritmo de este pueblo, le dio su impronta y es la muestra de una identidad popular muy definida y singular.


Cómo me gusta esto, como disfruto del paseo entre los abigarrados puestos de la feria. Cuantos amigos luciendo sus sonrisas y productos acariciados por sus manos. Cuántos personajes salidos de la literatura más exquisita.
Escritores, músicos, pintores, artesanos, artistas callejeros de los más diversos estilos pululan por esa calle que costea la Plaza Pagano.
Aquí se pelean en un cuadrilátero, el que "anula el deseo" y el que cree que "nada es imposible". Los que se afilan y tensan para la ocasión y los que se relajan y gozan. Los que duermen en el colchón del pasado contra los que lo usan como trampolín. Los que llegaron recién contra los que siempre se están yendo.
LOS MILAGROS DE EL BOLSÓN
Acá, en El Bolsón ocurren cosas que, dudo ocurran en muchos otros lugares.
Gente que vive de vender panes, o fideos caseros, o milanesas de soja, o alguna cosa parecida. Seguramente en otro lugar se morirían de hambre, pero acá, gracias a la gentileza de los bolsoneros y las bajas expectativas de los ambulantes, uno se las arregla. Eso si, no hagamos cuentas porque ahí está la magia, uno nunca sabe como se llega a fin de mes.
Otra cosa muy común ocurre con la parejas. O se unen entrañablemente o al poco tiempo se separan. Dicen que es la energía del Piltri (Cerro Piltriquitrón), otros dicen que, como hay mucha soledad en la montaña, se convive mucho más profundamente, lo que provoca esa polaridad en las relaciones maritales.
Algunos, como mi gran amigo Iktami (en la foto en su puesto de sus propios libros), dicen que uno no viene a vivir aquí por que elije el lugar, sino que uno es elegido para vivir aquí. Lo que no me explico es que pasa con los que nacieron acá. Si también fueron elegidos, y de ser así, si todos lo saben. Bueno, lo importante no es tanto donde uno nace, porque eso ocurre una vez en la vida, sino donde uno se siente que "es de ahí". Tampoco es gran cosa haber nacido o vivir acá, eso no nos hace mejores personal.
También ocurre que uno se abre a nuevas creencias, no más ridículas y descabelladas que las creencias más ortodoxas. Pero es muy común que los vecinos manifiesten haber visto duendes, ovnis, monstruos prehistóricos o políticos decentes.
Bueno amigo, siempre es un alegría tenerlos entre nosotros. Alguno de nosotros también fuimos turistas; turistas elegidos diría Iktami. Y al poco tiempo estábamos aquí, buscando alquiler y trabajo mientras se quemaban la naves en el mar.
Disfruten y coman mucha fruta fina que dicen que uno vuelve pronto cuanto más consuman.
Enrique Ameijeiras


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