29 de agosto de 2009

Juan Falú en El Bolsón

clip_image001Juan Falú escribió un libro de anécdotas, muchas de ellas insólitas. Con un estilo irónico y, por momentos, de graciosa autocompasión, en Ridiculum Vitae (Historias guitarreras) habla de sus años de exilio en Brasil, recuerda giras desopilantes y sus comienzos atravesados por guitarreadas y el vino tinto en peñas tucumanas como la legendaria El alto de la lechuza. Como muestra, vaya una de las historias:
Fragmento del libro:

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Padre, hijo y espíritu santo
Antes de tocar en el centro Al-Andalus de la calle Moratalaz de Madrid, le rogué a la presentadora que hablara de mí y no de mi parentesco con Eduardo, famoso y muy querido en España.
—Soy el sobrino—, respondía mil veces a la pregunta sobre los lazos- —Es mi tío—, menos veces, como para situarme al centro de la relación. —Es mi madre—, en ocasiones, cuando los huevos me llegaban al piso.
En los últimos tiempos, ya con el tío lanzando a su propio hijo al estrellato, apelé a la fórmula de la Santísima Trinidad para señalar que, estando el padre y el hijo, yo vendría a ser el espíritu santo. Esto me divierte mucho, porque dejo la interrogación flotando en el vacío y al preguntón sin convicción para un retest.
La presentadora me juró que hablaría de Juan y punto.
El ambiente era por demás agradable.
Junto a la silla del escenario había una mesita y sobre ella un platito de aceitunas y un vino Rioja mortal.
Cumplió. La presentación excluía cualquier parentesco con nadie.
Si hasta parecía que hablaba de un artista huérfano.
Para finalizar dijo: —Con ustedes, Eduardo Falú..

Comentarios sobre:

RIDICULUM VITAE (Historias guitarreras)
Juan Falú
... este racimo de anécdotas vividas al lado de su guitarra están contadas como si él fuera un alquimista en cuyo crisol, como un espejo mágico al revés, consigue transmutar la ironía en ternura, la vergüenza en simpatía o lo ridículo en emoción.

Jorge Cardoso

Estas mínimas acuarelas escritas por Juan Falú, tiernas y burlonas, dejan sobrevolar temas graves sin perder el hilván y el rumbo de la chanza.

Horacio González

Se me hizo un nudo la garganta leyendo algunas de estas páginas y he reído a carcajadas con casi todas las otras. Quien quiera leer entre líneas reconocerá no sólo la voz de un estupendo narrador sino también el testimonio de un testigo de su tiempo. Un artista comprometido con su gente cuya palabra transmite una rebosante alegría de vivir.

Ricardo Moyano


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